- septiembre 25, 2019
Historia de la maquina de cortar el pelo
Livianas; fáciles para manipular; inalámbricas; que no se desafilen. Los y las profesionales aseguran que son esas las características elementales de una máquina de cortar pelo, según la entrevista que realizó Vanta en 2018. Tiene sentido cuando es la solución que la humanidad esperó desde que los hombres del 11.000 a.C cortaban el pelo con piedras afiladas o desde la tijera de hierro −o fortex− empleada en el siglo XI en el Sacro Imperio Romano Germánico, cuando las barbas tupidas y los cabellos largos eran símbolo pagano.
Años después de las piedras y las fortex de hierro se ubica el primer hito de la historia de la máquina de cortar pelo. Invento del serbio Nikola Bizumic, el artefacto nació en 1840. Bizumic, que era ayudante de un barbero y un obsesionado de los peinados de los guerreros samurai, diseñó y creó una herramienta que utilizaba el mecanismo manual de una tijera mientras que dos cuchillas con forma de peine se enlazaban en pos del corte. El artefacto fue un éxito y era mucho más eficaz que las tijeras, por lo que se propagó por el mundo como una gota de tinta lo hace sobre el agua.
No sería spoiler para nadie si se aclarara desde un principio que en algún punto la electricidad metería sus narices en la cuestión. En 1831, en Estados Unidos, un hombre llamado Mathew Andi empezó a producir en el sótano de su casa la primera serie de máquinas de cortar pelo eléctricas. Pero lejos estaban del concepto que utilizamos ahora: consistían en un sistema de cuchillas que se conectaban mediante a un cable flexible a un motor externo.
En 1911, un estudiante de la secundaria de la escuela Sterling High, Estados Unidos, se encontró con un motor vibratorio electromagnético y comenzó a experimentar con él. Más tarde, ya ingresado en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Illinois, se esforzó por encontrar un recurso que aliviara los dolores musculares de su tío, así que logró crear una máquina masajeadora con motor electromagnético.
La máquina resultó tan efectiva que Wahl fundó una pequeña fábrica y lanzó el producto a la venta. Sus principales clientes eran las barberías, así que pasaba mucho tiempo allí. Rápidamente detectó la necesidad de mejorar los instrumentos que los barberos utilizaban. Después de muchas pruebas y de errores y de más experimentos, consiguió insertar el motor electromagnético en la máquina de cortar pelo.
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