- marzo 16, 2021
Caída del pelo por COVID-19

“¡Me dejó pelona!”, dijo la cantante veracruzana Yuri después del evento de los premios Lo Nuestro, en donde se la vio lucir una peluca. La artista hacía referencia a una de las secuelas del COVID-19: la caída importante del pelo. “No me pudieron peinar porque ya no tengo pelo, o tengo muy poquito. El virus te tira el pelo. Y hablando con amigas, me dijeron ‘¡Yuri, estoy igual que tú!’. Pues sí. ¡Pero ya estamos bien, en tratamiento”.
Lo que le pasó a Yuri y sus amigas no fue excepción. De hecho, según un estudio de la revista de medicina británica The Lancet, una de cada cinco personas que tuvieron COVID-19 perdió pelo durante la infección y siguió haciéndolo seis meses después del alta. Por otra parte, Natalie Lambert, una profesora de Bioestadística en la facultad de Medicina de Indiana, asegura que un 32% de los miembros de Survivor Corps (un grupo de apoyo virtual para sobrevivientes de COVID-19) sufrió pérdidas de pelo.
Las investigaciones sobre el virus no están cerradas, pero los y las especialistas ven poco probable que el coronavirus ataque los folículos pilosos: es más factible que la reacción de la caída del cabello se deba al estrés causado por la cuarentena, las nuevas dinámicas de vida y la incertidumbre al padecer la enfermedad.
La ansiedad y el estrés emocional y físico alteran el ciclo de crecimiento y activan la fase de desprendimiento; cuando la pérdida es masiva y acelerada se la denomina efluvio telógeno agudo. La revista Journal of the American Academy of Dermatology publicó un artículo que demuestra un incremento del 400% en el efluvio telógeno que tratan las clínicas de dermatología, según el relevamiento que se realizó en dos hospitales de Nueva York, entre el 1° de marzo y el 31 de agosto. El aumento se compara con un período similar anterior a la pandemia y la cuarentena.
Lo curioso es que el efluvio telógeno que se detecta en los y las expacientes de COVID-19 no se relaciona con problemas capilares previos y ni con el tipo de pelo tenga la persona. Pero no hay de qué preocuparse. La secuela se manifiesta por tiempo limitado y es reversible. Siempre con el diagnóstico de un profesional, se puede identificar el principal desencadenante y empezar un tratamiento con fármacos, vitaminas o plasma rico en plaquetas, dependiendo de cada caso.