- junio 25, 2020
Trenzas cocidas: cuándo son apropiación cultural
El caso de George Floyd, que tomó vuelo mediático en todo el mundo, puso en evidencia que el racismo no es una problemática exclusivamente del pasado. Abrió la mesa pública de debate. Los cuestionamientos en el campo de la discriminación se hicieron más fuertes. Se expusieron situaciones de la vida cotidiana, como el uso de ciertas palabras, en las que perpetuamos el racismo de manera automática, sin intensiones de ofender, pero aún así ofensivas.
Para ser más claros, veamos un ejemplo: la palabra “denigrar” viene del latín denigrare −poner algo negro, ennegrecer−, que realza una connotación negativa. Significa rebajar a alguien a la categoría de persona negra, como si las personas negras fuesen inferiores. La palabra sugiere que tratar mal a una persona racializada es lo que se hace y debe hacer.
Desde Vanta creemos que es necesario comprender la problemática para poder erradicarla. Es fundamental la aclaración lingüística a fin de ver cómo se refuerzan prejuicios desde actos que simulan ser inocentes, para ahora sí, adentrarnos en el tema que nos compete en esta nota: peluquería y racismo, ¿cuándo se ejerce la apropiación cultural?
Las trenzas africanas o “cocidas” son moneda corriente en los looks de personas que intentan tener una apariencia cool. Son tendencia. Pero, ¿qué pasa cuando las usa una persona blanca? La respuesta de quienes investigan y trabajan sobre esta temática es: apropiación cultural. Como explican las activistas antirracistas y feministas afroargentinas Jennifer Parker y Louis Yupanqui, esto sucede cuando un elemento de una cultura que ha sido sistemáticamente oprimida (la cultura afro, en este caso) es utilizado por una persona que pertenece a una cultura históricamente opresora (los blancos). Este acto molesta y ofende porque la persona blanca se está apoyando en el privilegio que sostiene injustamente para poder lucir canchera o exótica sin sufrir las consecuencias que sí tendría ese elemento en alguien negro, que fueron y son discriminados, estigmatizados o perseguidos por usar estos elementos.
De esta manera, las trenzas se banalizan porque pierden el significado histórico, se usan con fines lucrativos o a modo de disfraz. “Lo que también pasa con la apropiación cultural es que nos pone en el lugar de lo distinto, por no encajar con los estándares euroblancocentristas de belleza”, dice Parker en su cuenta de Instagram (@jenniferpaarker_).
En la historia de la esclavitud, las trenzas eran sinónimo de resistencia e identidad. Por eso, a muchos esclavos los pelaban: para borrar cualquier rastro de cultura propia. Los complejos peinados de trenzas fueron usados por las mujeres para llevar mensajes y semillas para cultivos. Incluso, los surcos de cabellos funcionaron como mapas de rutas de escape. Este es el significado que este peinado acarrea hasta la actualidad y lo hace merecedor de respeto.
Yupanqui explica en sus historias destacadas (@louisyupanqui): “En el sistema en el que estamos y por nuestra historia, mi pelo y mis formas de llevarlo significan mucho más para mí que para vos. Para vos puede significar otra cosa y tal vez por eso las trenzas o las rastas te parecen cosa simple, algo estético que se puso de moda, algo para tener mas likes (…), pero para mí significa mucho más. Mi pelo expone mucho tiempo de transición, muchos años de lucha negra, mi pelo solo por existir saca a la luz comentarios racistas (…). Mi pelo visibiliza, mi pelo es político”.
¿Y si una persona negra se plancha el pelo es apropiación cultural? No. Primero, porque la apropiación cultural solamente es cuando la ejerce alguien que históricamente fue opresor. Es, sin embargo, un caso de asimilación cultural. “Es necesario para encajar y no quedarse afuera de la sociedad. Encajar a través de la asimilación se hace fundamental cuando nuestros estilos tradicionales de vestir se han considerados feos, ridículos, demasiado étnicos o incluso una señal de que seas peligroso”, dice la página web afrofeminas.com.
Estos conceptos son solo la punta del iceberg. Te invitamos a que continúes investigando, que te cuestiones. Ahora que ya sabés, cuando notes una actitud racista, marcala con respeto y tomate el tiempo de explicar. Vanta propone que actuemos en consecuencia, en pos de la empatía, y construyamos un mundo mejor para todos y todas.