- septiembre 6, 2019
La maldita costumbre de querer ser otro (o la siempre postergada salud capilar)
En una entrevista con InStyle U.K. en 2016, la actriz Keira Knightley reveló que por los últimos cinco años había usado peluca. “Para filmar, me he teñido el pelo de prácticamente todos los colores imaginables. Se dañó tanto que empezó a caerse de mi cabeza”, dijo. Así que la solución que encontró la estrella hollywoodense fue resguardar su cabello y usar, en su lugar, uno postizo. “Fue lo mejor que le pasó a mi pelo”.
El intento de querer ser otro u otra no es exclusivo de las actrices o los actores. Con el desarrollo de la tecnología, conseguir casi cualquier look es posible. Pero tiene un costo: la salud capilar. Los y las peluqueros/as sostienen que usualmente tienen que lidiar con clientes inflexibles que desean asemejarse a un ideal de belleza ajenos a su esencia; muchas veces, desoyen los consejos ligados a la salud del cabello u ocultan datos fundamentales, como por ejemplo, la cantidad de teñidos que acumulan.
“Cuando la mujer latina quiere ser rubia, estamos actuando en contra de la salud del cabello; lo podemos lograr, pero en contra de la salud”, afirmó un profesional en una entrevista realizada por Vanta en 2018. “Te ponen en una situación complicada: si le decís que no, va a ir a buscar a otro y se lo van a hacer igual; pero si se llega a dañar el pelo, vos tenés la culpa”.
No es ningún misterio el cómo evitar el deterioro del cabello. Es un secreto a voces: hacer propias las características de cada uno y potenciar las que ya se tienen. De hecho, la belleza en la actualidad supone un escenario que prioriza un estilo natural, fresco, liviano. “Se persigue la megaproducción pero sin que se note”, advirtió una profesional a Vanta el año pasado. Para no tener que cargar con la responsabilidad de un daño capilar extremo frente a un cambio drástico de look, la moda de lo natural es el mejor argumento que puede encontrar un profesional para un cliente que exija un estilo que atente contra su salud.